Friday, August 16, 2013

incompleto adiós

Ya todo había terminado, lo sabía. Había llorado tanto que pensaba no tener más lágrimas con que lubricar sus ojos. Llegó la hora de salida y se despedía de todos y le dejó de último, su situación era especial y tal vez expectante de algo más, así era de ingenua su alma; se paró en la puerta de su oficina y vió en su dirección:
—Adiós, que estés bien—díjole secamente, no quería acercarse demasiado, al tiempo que iba a seguir su camino.
—Espera—escuchó, mientras le oía saltar de su silla, y correr hacia la puerta. —¿No me abrazarás por última vez?
—¿No había ya sucedido ésto?—, pensó. Vaciló un rato, queriendo lanzarse a los brazos de su amor, pero no podía hacérselo saber y a la insistencia de éste accedió. Su abrazo fue flojo de su parte y le apartó rápidamente. Se descompuso en un santiamén.
—No lloraré, no puedo. Me iré sin mirar hacia atrás— dijo para sus adentros . —Adiós, entonces— y salió directamente al pasillo.
El dolor y la esperanza doblegaron su orgullo, como siempre lo hacen y al llevar una distancia recorrida, aún en éste pasillo, giró en una búsqueda vana de quién acabara de despedirse, no como quisiese, pero sí como podía para no hacerse más daño. Allí estuvo un instante, esperando verle aparecer, contó lentamente hasta diez y giró nuevamente y salió del edificio, sollozando —si le quedaban lágrimas— y oyendo la puerta cerrarse detrás de sí..
—Se fue— se repitió, mientras veía alrededor, dentro de su oficina. Al pasar los días, cuando volvía a éste sitio, éste que hace algunos días era perfecto, notaba infinitos detalles; una pared mohosa y descolorida que siempre estuvo en frente cuando le saludaba al llegar (algo que jamás notó). Lo oscura que era esta habitación, lo fría, lo vacía. Ya no no quedaba nada.
Lizzie.-

No comments:

Post a Comment