Friday, October 16, 2009

cab.

Tendrás que sentarte en sus piernas—esto no lo pensé dos veces, salí del taxi, te miré, me miraste, entraste en el taxi…
—Si cabes—, estas palabras frustraron mis ganas de poder sentirte más cercanamente.
Para mí fue un viaje muy silencioso, aunque el ruido jamás cesó. Las palabras de ellos en los que hacían referencia a un tema, que a ti y a mí se nos hacía familiar, fue lo que nos llevó a reírnos, entre el humor y su ignorancia, la realidad predominaba sobre el tema…
Algunas palabras salieron de tu boca, las cual no pude escuchar por la concentración que llevaba en los latidos de mi corazón… escribías un mensaje con tu celular, él cual leí, no sé si era tu intención. Intenté seguirte con el olfato, me pareció extraño que el olor que te caracterizaba estaba ausente, lo cual no sé si era positivo o negativo.
Mi situación era muy incómoda a cada momento, desviaba mis ojos hacía la ventana, movía los brazos, los dedos, veía al techo. Por un instante me desconecté del mundo, pero al volver, tu cabeza se encontraba sobre mi mochila, la cual se encontraba sobre mi regazo, el mismo tiempo que tarde en darme cuenta de esto, fue el mismo que duraste en moverte de allí…
Me encontraba muy nervioso, por “nada”, nada pasó, nada sucedió.
—Nos deja en el quiosco—tu parada, la habían anunciado con anticipación, el carro se detuvo.
Tuve que salir del taxi, para que tú pudieras bajar de él, bajaste. Nuevamente te vi, me miraste, te ibas. La despedida se limito, a lo que para nuestros semejantes es, la manera de “saludarnos”, un choque de las palmas, sumado a otro choque pero esta vez de los nudillos… te vi.

1 comment:

  1. And the worst you ever gave me, was the best I ever had.

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